UN MOMENTO EN EL DÍA ,PARA RECREAR EL ALMA A TRAVÉS DE LAS MANIFESTACIONES DEL ARTE QUE NOS RODEA ,PARA BIEN DE NUESTRO ESPÍRITU Y DE NUESTRO CUERPO.

miércoles, marzo 21, 2007

Una vida y un hogar


UNA VIDA Y UN HOGAR

Tenemos una vida,
Dios no la ha dado,
El nos ha guiado,
El nos protege.
La hemos vivido,
La seguimos viviendo,
Con nuestras alegrías,
Con nuestras penurias.

Dios dadnos aliento,
Para comprenderte,
Para quererte y corresponder,
Tu clemencia y bondad.
Vivo con la esperanza,
Vivo con la certeza,
De encontrarte en tu reino,
De gozar vuestro Hogar.


Un mensaje a nuestro hermanos(as) mayores del Choco
Cariñosamente tu hermano
Mario
Bogota, septiembre de 2005

lo nuestro es el amor


LO NUESTRO ES EL AMOR

Así como los pájaros se cortejan, se enamoran y construyen su nido; los humanos somos un remedo de esa sabiduría propia de las aves, seres libres y bellos de por si.

Compartir bajo un contrato sellado por el amor es sembrar en tierra fértil, requiriendo que permanentemente se riegue con el detalle diario y el compartir las alegrías y las tristezas que matizan nuestras vidas.

Ese estimulo mutuo permite construir una familia para gloria de Dios y contribuir si así El lo permite con su obra con nuevas vidas y nuevos retos.

Es necesario comprender que esta unión debe permitirles crecer cada uno como persona y lograr un desarrollo en beneficio de de una familia, de una sociedad que necesita de mucho amor.

La comunicación basada en la verdad y en el respeto mutuo son instrumentos que permite el logro de la sostenibilidad del amor y la felicidad.

Solo me resta decirles que les deseo el bien para que lo disfruten y contribuyan con la construcción de la armonía deliciosa de la vida hacia un mundo mejor.

Mario A. Infante
Bogota 18 de septiembre del 2004

miércoles, marzo 14, 2007


LAGRIMAS DE UNA MADRE
(Oración a Dios)

Oh Dios y Señor nuestro! Rey de la humanidad entera y símbolo sagrado de todos los siglos! Que habéis redimido al mundo con el infinito tesoro de vuestra Preciosísima Sangre! Señor, a quien los ángeles adoran, a quien el demonio teme y a quien los hombres suplican!
Qué habéis sido más grande que la vida, más poderoso que todos los cataclismos y más sublime que la aurora y el despertar del sol! Por quien se engrandecen los cielos y se estremece la tierra, y a quien debe su existencia el firmamento todo! Autor Santísimo de vuestras pobres criaturas y Hacedor supremo de las estrellas y los mares, de todos los astros y planetas que circulan en el espacio! Por quien el día tiene luz y la noche, negrura infinita! Señor grande y poderoso, ante cuyo Divino Rostro, el infierno se rinde a nuestros pies.
Que habéis sido siempre y siempre seréis el Dios de los Patriarcas y los profetas, el Dios de Abrahán y de Moisés, el Dios de David y Salomón, el Padre Sacrosanto de Nuestro Señor Jesucristo Sacramentado, fuente de vida de la cristiandad entera! Señor que habéis salvado a tantos pueblos de la guerra y la exterminación, a tantos infelices de los naufragios y a tantas vidas humanas de las enfermedades y la muerte!

Mirad cómo yo, una débil criatura se dirige a Vos con la esperanza en los labios y la fe en el corazón, os suplica remedio para sus dolores y necesidades.

Mirad las lágrimas que nublan mis ojos, y oíd los sollozos que mi pecho lanza hacia el cielo. Os hablo, escuchadme! Os hablo de los sufrimientos de mis hijos, de sus desconsuelos, de sus desilusiones, de sus enfermedades del alma y del cuerpo, de las tinieblas en que se ven envueltos en este mundo mísero y y temporal. Os hablo de esta miseria del mundo y de la terrible hora en que se acercó a mí el dolor!

Oídme, dignaos oídme! Escuchadme, poned vuestra santa atención en mí. Miradme, cómo sufro, cómo lloro! Miradme cómo me postro de rodillas ante Vos. Mirad la miseria de mis ojos, la miseria de mis manos, la miseria de mi cuerpo que tiembla ante Vos. Porque os temo, porque os amo! Miradme más y apiadaos con vuestra misericordia sublime, de los males que martirizan mil alma. Miradme fijamente, que yo sienta la fuerza de vuestra amantísima omnipotencia cruzar mi entendimiento; que yo sienta el calor de vuestra mirada celestial penetrar en mi ser, y que pueda con Vos, hablar, oíros a Vos, ser escuchada por Vos, estar en unión perfectísima con Vos en todos los instantes de mi vida, que vuestra grandeza me ampare y vuestra mano sagrada me proteja, y vuestro amor me lleve hasta Vos.

Quiero oír una palabra de Vos, quiero oír un consejo de Vos. Sufro mucho, Dios mío, pero no permitas que mis sufrimientos me alejen de Vos y me olviden de Vos, sino que me acerquen más y más a Vos.

Apartad de mí todo aquello que no sea la sacrosanta Paternidad del Dios de mi vida. Este llanto sin consuelo, estos gemidos, toda la agonía de mi amargo sufrir, esta congoja que acompaña mi triste lamento, son mi vida triste atribulada por la adversidad, agobiada por mis pecados y atormentada en noche sin fin.

Bien sé, Señor del cielo, que vuestros adorables designios son impenetrables, y estas pruebas que me envías pueden ser el camino de mi purificación y salvación eterna. Pero ay! Señor, a veces me parece que voy a morir, y que mi alma sola y olvidada, sin abrigo y sin amparo va por un desierto hacia el abismo profundo de la desolación. Es entonces cuando me acuerdo de Vos y a Vos recurro, puesto que sois mi única fe y delante de Vos hago la promesa de seros fiel hasta la muerte, con tal de que un solo rayo de esperanza, por pequeño y delicado que sea, alivie mi pesar.

Soy una pobre madre, infeliz mujer, que ora crucificada al pie de la cruz. Sufro por mis hijos, más que por mí misma. Todo aquello que les deis, a mí me lo dais. Ni siquiera miréis hacia mí, miradlos a ellos en mí, que los llevo dentro de mi corazón dondequiera que voy. Cada una de mis lágrimas es un pedazo desgarrado de sus corazoncitos, que cae a la tierra en homenaje Voz. Vuestra Madre, Señor, abrazada a los pies de la Cruz en el Calvario, en medio del sufrimiento tan grande que sintió, sintió lo que yo siento ahora, y Vos lo sabéis. Su aflicción por vos, Señor, la invoco yo ahora.

Defended a mis hijos de los males y sobre todo de la muerte eterna! Pobrecitos! Que por conseguir esto de Vos, puedo morir ahora mismo ante vuestro Altar, y ofreceros así mi vida que nada vale, desde este suelo pobre, os dirá mi corazón en mi último suspiro, las palabras de Jesús: “Hágase tu voluntad, así en la tierra como en el cielo” :.Amén.

Autor: Eduardo Infante Olano.
(Con apr. Ecl.- Ignacio A. Vargas Torres
Vicario General. Tunja)


TE VAS[1]

FALTA TU PRESENCIA AQUÍ CON TU GENTE,
FALTAN TUS REQUIEBROS DE TU VOZ GILGERA,
ADORNANDO UN CANTO, ENTONANDO UN VERSO
DEL JUGLAR DECENTE.

TE VAS CON TU CANTO, TE VAS CON TU ALIENTO
A ENTONAR LOS RITMOS DEL CIELO AZULADO,
DONDE CERAFINES, LINDOS QUERUBINES
MODULAN EL RITMO DEL JESUS AMADO.


FUISTE UN HOMBRE RECTO, TRABADOR DURO,
ESPOSO AMOROSO, PADRE BONDADOSO,
HERMANO QUERIDO, DULCE Y FIEL AMIGO
TE VAS CON TU CANTO, NOS DEJAS EN LLANTO

TE VAS BUEN AMIGO, TE VAS A OTRO ENCANTO,
A UN MUNDO ARMONIOSO DE PAZ Y DULZURA,
BIEN TE LO MERECES, QUIEN FUE UN BUEN AMIGO,
UN HOMBRE RISUEÑO AMIGO DEL CANTO.


Bogota, marzo 31 de 2006
Mario A. Infante
[1] A Carlos Córdoba ,un buen amigo