UN MOMENTO EN EL DÍA ,PARA RECREAR EL ALMA A TRAVÉS DE LAS MANIFESTACIONES DEL ARTE QUE NOS RODEA ,PARA BIEN DE NUESTRO ESPÍRITU Y DE NUESTRO CUERPO.

domingo, mayo 10, 2009

Dia inolvidable


Hoy celebramos el día de la madre y fue una ocasión para Recordar a Doña Edelmirita en este día especial dedicado a la madre en estos países de este” lado del charco” y de otros rincones del mundo.
Me trae a mi memoria esos días de la madre en Duitama y me llena de emoción recordar la manera tan sencilla y tan hermoso como se celebraba ese día, todo dentro del marco del amor y la ternura, lejos de este comercio desmedido en donde HOY la figura de la madre se constituye en un icono del consumismo salvaje.
Eran tiempos diferentes, en la escuela de las Marías en Duitama , yo con 6 años recuerdo bien lo que era ese día, tan esperado por todos y con preparativos sencillos pero salidos del corazón. Así por ejemplo en la escuela uno comenzaba a aprenderse la poesía que me asignaban para recitarla ,ese famoso día; me recuerdo que eso me ponía nervioso, con dolor de estomago y de las piernas, que bien flacas eran, pero dentro de esa alegría de poder hacerlo y ser por unos minutos motivo de atención por parte de los presentes ,en especial desde luego de las madres ,que se engalanaban con la mejor vestimenta y matizada por la pañuelera, mantilla, la chalina y el reboso .Uno con e l vestido mejor dominguero , yo aun con calzones cortos hechos por mi mama de ropa dejada por los mayores, pero lo mas elegante posible y matizado con el famoso clavel rojo que simbolizaba la alegría de tener a la mamita vivita y coleando. Daba si tristeza de ver casos de compañeritos de la escuela luciendo tímidamente un clavel blanco en su solapa, como símbolo del recuerdo por la mama muerte .Eso nos ponía tensos de pensar que la mama de uno igualmente moriría mas adelante y tal ves uno quedaría huérfano en este mundo aun sin conocerlo bien.
Llegábamos a la escuela temprano para estar listos formados todos en orden de estatura, luciendo nuestros claveles y con los pequeños ramitos de jazmines o de claveles ; así mismo para hacer el ultimo simulacro de la ceremonia, entonado los canticos, las oraciones y la poesía a la madre; claro que previamente era un trabajo de por lo menos dos meses de trabajo, que ayudaba a desarrollar la memoria, la capacidad de oratoria, la entonación e inicio musical y desde luego cimentar aun mas el amor y devoción por la madre. Este trabajo a mi entender ayudaba a fomentar las artes y la capacidad de interactuar con un auditorio de mayores.
La misa era el acto principal y claro celebrada por el cura de la parroquia con todas las vestimentas relucientes y apoyado de los monaguillos disfrazados de curitas chiquitos, y el sacristán regordete y bonachón. Además de las monjitas que estaban pendientes de toda la gestión; el cantor regañón y la monjita responsable por el coro no podía faltar en ese acto fundamental.
En la misa las mamas ocupaban las bancas principales de la iglesia y los demás en la parte de atrás con excepción de los alumnos ubicados a la derecha de la iglesia listos para entonar los cantos a la virgen y al Divino Niño. La misa era con sermón de “siete yemas”,especial desde luego dedicado a las madres y recordando a la virgen Maria en su papel de madre de Jesús. La devoción de todos en la misa denotaba esa fe , que ahora es dudosa por muchos católicos incluyendo aun a algunos presbíteros alborotados por las mundana das modernas de esta tierra.
Luego de la ceremonia con comunión y todo venían canticos de gracias a nuestro Senoir y jaculatorias pidiendo por todos los mortales.
Después de la misa pasábamos al comedor donde un suculento desayuno con un buen chocolate, almojábanas. Colaciones y desde luego el quesito y para los grandes el tamal bien condimentado y con el colesterol a todo dar.
Posteriormente pasábamos al salón de actos para proceder a las expresiones artísticas de los novatos en el canto la poesía e incluso en algunos casos el teatro o sainete en honor a nuestras madres. La poesía de la madre no podía faltar y recitarla con toda la vena del amor y la ternura era una gran responsabilidad; posteriormente las palabras de la directora ofreciendo el acto a las madres y posteriormente la entrega de los pequeños presentes generalmente dibujos y cartulinas alusivas a las madres , flores y dulces o algún, espejo, una peinilla o unos polvos para la cara regalados por aquellos chicos de familias mas pudientes. Pero nada ostentoso solo la alegría de abrir los detalles de los chicos para las mamas ellas se derretían de esos detalles inocentes de sus hijos.
Eso era todo pero más que suficiente para celebrar el día especial de la madre y recordar los desvelos de esas madres dedicadas de verdad a la crianza y educación de los hijos.
Son recuerdos que dan nostalgia a aquellos que vivimos esa vida de hace unos 60 años y comparamos con lo que se ve hoy y no lo cambio, aun cuando hoy los regalos sean la base de la celebración y los suculentos almuerzos en restaurantes donde los de la mesa vecina uno no sabe quien es.
Hay desde luego sus excepciones como la celebración que pasamos ayer en casa de mi hijo Huguito y Liliana festejada a las abuelitas y a la mama en medio de la familia amorosa con dos nietitos amorosos que irradian amor y alegría que nos reconforta y da esperanzas de que la tradición de lo bueno ojala volviese a revivir en beneficio de la convivencia familiar y la valoración de la mujer como madre de toda esta prole que llena el mundo de la competitividad y la globalización.

Minfantel Bogotá 2009-05-10