Un pueblito elegante,con personalidad; mis recuerdos me cuentan de su irradiación de paz y de tranquilidad que prodigaba una comunidad sencilla y trabajadora.
Era el último pueblo que uno encontraba viniendo de Boyaca a las afueras de Bogota. Un lugar con tiendas y tienditas atendidas por sus propietarios,. Recuerdo la Panadería de Doña Aleja , a la cual íbamos a comer buñuelos y almojabanas con masato, era un lugar de tertulia ,sentados en mesas de madera gruesa con pocos asientos y uno se arreglaba sentado en los bultos de papa o maíz.
Usaquen Un lugar donde las familias llegaban de la campiña buscando un albergue para educar sus hijos , crear empresas , dar empleo y disfrutar de su ambiente de paz.
La vecina grandota ,la estruendosa Bogota con sus brazos gigantes de dominio la avasalló y la adosó.
Es un pueblo ocupado por la algarabía y por ese sórdido murmullo de los motores que inundan nuestro terruño.Hoy te veo si bien cercada por gigantescos edificios que arruman gente pegadas a los sillones ,frente a maquinas que se constituyen en dominantes acompañantes ,de una población que llega y se va en esos carruajes colectivos cada ves mas gigantes.
Muy cercanamente rodeada de gente desplazada ,recién venida del campo huyendo de la estúpida guerra que se ensaña en esas familias campesinas y que son forzadas a abandonarlas y a buscar afanosamente el pan ,constituyendo se en
barrios de ocupación clandestinos.
Así mismo aquellos, como nosotros que volvimos buscándote afanosos y hemos tenido que aceptar encaramarnos en estos gigantescos adefesios denominados edificios ,donde cada uno de sus ocupantes es un extraño que se incrusta huyendo de la guerra de la competitividad y de la avalancha de esa vecina que nos redujo a este frío de cemento.
Solo resisten con dignidad algunas aguerridas viviendas y edificaciones como la alcaldía,la iglesia , la estación del tren a esa casi permanente agitación de un pseudo desarrollo.
Hoy te veo como digno baluarte y ejemplo de pertinaz resistencia ,a conservar con valentía los valores de quienes te formaron y vivieron felices ,en sus queridas entrañas.
No se borra de nuestra mente el ejemplo y los recuerdos de esos viejos tiempos ;de como eran aquellas tardes en que acompañaba a mi madre y a mi tía para ir a la hora santa o a la misa santa. Así mismo aquellos amistosos chocolates conversados con vecinos y vecinas bien trajeadas con sus elegantes trajes y vestidos ingleses ,de esa gente linda que inspiraba confianza e irradiaba una paz que hoy afanosos anhelamos recuperar.
Minfanteo